Para muchos, el gran día.
Para otros, el día en el que derramarán sus lágrimas fanáticas sobre el teclado
de una computadora que no tiene sentido encender. Con ojos brillosos, exhiben
el papel más valioso que hayan tocado sus manos. Llantos de emoción en el lugar
donde consiguieron aquel boleto dorado. La alegría se nota en sus ojos.
Lágrimas Parawhores sobre un papel completamente insignificante, en el cuál se
imprimen lugar, hora y fecha. Estoy segura de que ninguno de nosotros se lo
esperaba. Y ellos, a miles de kilómetros de distancia, pensando en cada uno de
nosotros. ¿Se imaginaban cruzar el mundo sin dormir? Ellos tres, nuestros
héroes, quienes van a salvar a muchos de la peor noche de sus vidas, aquellas
tres personas que inspiran a más de uno, van a pisar el suelo de nuestro país
una vez más. Frente a su ejército de más de diez mil soldados, acariciarán
cuerdas, susurrarán piropos capaces de herir al peor de nuestros enemigos,
pisarán el pedal que marcará el latido de nuestros corazones. Y su cantar nos
dirá si luchamos bien por ellos. Y aquella noche, un coro de ángeles caídos
hará eco de la voz de quien nos enseñó a salir adelante en las peores crisis. Y
en el ritual que sólo los verdaderos seguidores sabrán bailar, valdrá la pena
vivir. Sólo esa noche, nuestro corazón latirá con gracia, nuestra piel se
erizará mojándose de gotas perfectamente formadas por nuestros ojos conmovidos.
Y a la orden de nuestros capitanes, nosotros, con honor en nuestro pecho, vamos
a gritar la frase que identifica a nuestra familia. Y con nuestras almas
ardiendo cual infierno, vamos a agitar nuestras banderas, a disfrutar del
mismísimo Paramore.
¡We are Paramore! 20/07/2013 ♥
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